Añoranza












Mis manos te lo dicen sin palabras,
llenándote tu cuerpo de caricias.

Mis ojos te lo dicen al mirarte,
tornándose la noche en bella aurora.

Mis labios te lo dicen al besarte,
dejándome un sabor a fresca lluvia.

Mi pecho lo suspira en cada instante,
tal vez como una brisa adormecida.

Y así mi corazón consigue hablarte,
pues solo sus latidos no le bastan,
para poder decir una vez más,
cuánto te añoro.

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